Esta sí que fue una noche, en la que el fútbol demuestra por qué es el deporte más hermoso del mundo.El ambiente es, sin lugar a dudas, espectacular. Los más de 7 mil asistentes que se dieron cita en el estadio Sausalito, disfrutaron de un cotejo de alto ritmo. De una vorágine no muchas vista por esta parte del mundo. Pero los “Celestes”, como suele suceder en todas las canchas del país no estaba solo. Más de mil hinchas rancagüinos, cantaron y alentaron al equipo del “Bielsa del Cachapoal”, que a los pocos minutos de iniciado los 90´, observó desde la banca, cómo su oncena iba por primera vez a buscar el balón al fondo de las redes. De ahí en más, los visitantes fueron absolutamente sobrepasados por los “Ruleteros”, que con los ataques de Uribe, Canío y compañía, provocaban más de un dolor de cabeza a la defensa comandada por Roberto Cáceres. Los pupilos de Acosta, eran más afanosos en la búsqueda del gol. Trazos largos, verticales y certeros caracterizaban la estructura de los viñamarinos. La manija de Riveros, comenzó a aparecer y fue todo un lío. Más de un estrago causó con su zurda “bendita”, esa misma que hizo extremar sus recursos a Tejas en 36´, justo antes de la paridad. Pasó más de media hora para que los “Celestes” despertaran de su modorra marina.
Cuando Diez, se arrimó a echarse el equipo al hombro, renacieron las fuerzas y los bríos rancagüinos. Allí, con la experiencia del argentino, los “Sampaoli Boys”, se fueron en busca del empate y lo consiguieron precisamente por el protagonismo del capitán, que por medio de la táctica fija, emparejó las cosas en la Región de Valparaíso. Sin embargo, esta alza contrastaba con la “farra” y desorden que había en el bloque posterior. Irreconocible Diego Olate, el stopper que estrenaba un rapado al estilo Dady Yankee, no dio “pie con bola”, con el delantero Miralles. Fue un pasadizo toda la noche, sólo los cruces y relevos de sus compañeros le salvaron el puesto.
A TODO EVERTON PERO HABÍA ALGO MÁS DE O´HIGGINS
En la etapa de complemento, las cosas se pusieron cuesta arriba, principalmente por la tozudez de Sampaoli de mantener en cancha a Villagra y darle así, otra vez el protagonismo a los evertonianos. Sucesivos arranques, de los mediocampistas locales, inquietaron al guardavallas de la Región de O´Higgins. El balón y su control estaba en los pies de los “Oro y cielo”. El panorama se puso más oscuro aún, cuando un golpe de Cáceres, en plena área rival lo manda a las duchas anticipadamente. Ahí, todo se creía perdido y el dominio se hizo más incesante. Pero los jugadores tenían algo más que dar. Especialmente por respeto a la gran masa que los acompañó desde Rancagua y también por aliciente que daba la presencia del entrenador de la selección nacional, Marcelo Bielsa. Un último respiro, ese que hace la diferencia en los grandes equipos. “Fuerzas de flaqueza”, dicen los atletas. A eso se apostó y dio resultado, el producto ya es sabido, triunfo en la cara de los “Oro y Cielo”, oles…, oles…, se escucharon hasta Valparaíso.
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