21-06-2023

El Suicidio: Una Pandemia Encubierta




JOHN Y MARY rondan los sesenta años y viven en una casita de una zona rural de Estados Unidos. Él se muere lentamente de enfisema e insuficiencia cardíaca congestiva. La esposa no soporta la idea de vivir sin su marido, ni el dolor de verlo consumirse entre ahogos. Ella misma tiene sus dolencias y sufre depresión desde hace años. A John, por su parte, le inquieta que su mujer, que cada vez está más confundida por la enfermedad y los fármacos, haya estado hablando del suicidio y de cuánto la aterra la perspectiva de quedarse sola.

Tienen el hogar repleto de pastillas para el corazón, antidepresivos, tranquilizantes y otros medicamentos. Cierto día, Mary va a la cocina a primeras horas de la mañana y comienza a tomar píldoras y más píldoras hasta que la encuentra su esposo, se las quita de las manos y, rogando a Dios que no sea demasiado tarde, llama a urgencias mientras ella entra en coma.

Datos estadísticos

En los últimos años se han vertido ríos de tinta sobre el incremento en el número de suicidios juveniles. Y con toda razón, pues no hay mayor tragedia que la muerte sin sentido de un joven lleno de vida y con todo el futuro por delante. Pero los titulares no suelen reflejar el hecho de que, en la mayoría de los países, las tasas de suicidio aumentan con la edad, sin importar que el índice total sea bajo o alto, como muestra el recuadro adjunto. Un vistazo a dichas estadísticas revela también la universalidad de esta epidemia oculta.

En 1996, el Centro para el Control de la Enfermedad, de Estados Unidos, señaló que la cantidad de suicidios entre los ciudadanos mayores de 65 años había subido un 36% desde 1980. El aumento obedecía en parte al crecimiento de la población anciana, aunque no era el único factor. En 1996, el índice de suicidios entre los mayores de 65 años también subió (un 9%) por primera vez en cuarenta años. Y si nos centramos en el total de ancianos estadounidenses que fallecen a consecuencia de lesiones, el suicidio es la tercera causa de muerte, superada tan solo por las caídas y los accidentes automovilísticos. Por alarmantes que sean todas estas cifras, pudieran quedarse cortas. “Se sospecha que hay muchos más #suicidios de los que indican las estadísticas basadas en los certificados de defunción”, afirma la obra A Handbook for the Study of Suicide (Manual para el estudio del suicidio). Según este libro, hay quienes calculan que las cantidades reales pudieran ser el doble de elevadas que en las citadas estadísticas.

De lo anterior se desprende que Estados Unidos, como tantos otros países, está afectado por la pandemia oculta del suicidio en la tercera edad. El doctor Herbert Hendin, especialista en el tema, señala: “A pesar de que en Estados Unidos el índice de suicidios aumenta de forma progresiva y marcada con la edad, el suicidio de ancianos no ha atraído mucho la atención del público”. ¿Por qué? Según él, en parte porque al haber sido siempre alto, “no ha creado tanta alarma como el aumento drástico de suicidios juveniles”.

Espantosa eficacia

Por estremecedoras que sean las estadísticas, son solo fríos números que no reflejan la soledad que ocasiona la pérdida del cónyuge amado, la frustración de verse privado de la independencia, la angustia de sufrir una dolencia que no acaba de curarse, el vacío de padecer depresión crónica o la desesperación de afrontar una enfermedad mortal. La triste realidad es que mientras muchos jóvenes deciden precipitadamente quitarse la vida por problemas temporales, los ancianos suelen encarar problemas que parecen permanentes e insolubles. De ahí que planeen suicidarse con más resolución que los jóvenes y que lo hagan con espantosa eficacia.

“El #suicidio no solo es bastante más frecuente entre los ancianos, sino que al comparar el modo como lo efectúan estos y los jóvenes, hallamos importantes diferencias —indica el doctor Hendin en su libro Suicide in America (El suicidio en Estados Unidos)—. En particular, en la tercera edad es más grave la proporción de intentos de suicidio por cada suicidio consumado. Así, mientras que la población general registra 10 tentativas por 1 consumación, y la juventud (15 a 24 años), 100 por 1, en el caso de los mayores de 55 años la relación es de 1 por 1.


”Sin duda, son #estadísticas que ponen a uno a pensar. ¡Qué angustioso es envejecer, perder las energías y sufrir dolores y enfermedades! No es extraño que tantos decidan matarse. Con todo, existen grandes razones para valorar como un tesoro la vida, aun en circunstancias muy difíciles. Veamos lo que le sucedió a Mary, a quien mencionamos en la introducción. 

#Suicidios por cada 100.000 habitantes, 
según edad y sexo:

Hombres/Mujeres de 15 a 24 años

8,0/2,5 Argentina
4,0/0,8 Grecia
19,2/3,8 Hungría
10,1/4,4 Japón
7,6/2,0 México
53,7/9,8 Rusia
23,4/3,7 Estados Unidos


Hombres/Mujeres mayores de 75 años

55,4/8,3 Argentina
17,4/1,6 Grecia
168,9/60,0 Hungría
51,8/37,0 Japón
18,8/1,0 México
93,9/34,8 Rusia
50,7/5,6 Estados Unidos

Recobrar las ganas de vivir

AUNQUE Mary padecía depresión clínica, entre otras enfermedades, no estaba aislada de su familia, no abusaba del alcohol ni tampoco se drogaba. Su caso ilustra muy bien que no es necesario que concurran todos los factores de riesgo para que haya una tentativa de suicidio con la intención de consumarlo.

Durante un tiempo pareció que Mary sería una cifra más que comprobaría la eficacia con que se quitan la vida los ancianos. Permaneció en coma varios días en la unidad de cuidados intensivos del hospital de la zona, sin reacción alguna y con las constantes vitales muy débiles. Su acongojado esposo, John, apenas se apartaba de su lado. Los médicos le advirtieron a él y a la familia que podía fallecer o quedar con lesiones cerebrales permanentes.

Mary recibió todos los días la visita de Sally, una vecina testigo de Jehová. “Insté a los familiares a no perder la esperanza —cuenta Sally—. Mi madre es diabética, y hace un par de años estuvo en coma varias semanas. Los doctores nos dijeron a los parientes que no sobreviviría, pero lo hizo. A Mary la tomaba de la mano y le hablaba, como había hecho con mi madre; me daba la impresión de que había una leve reacción.” Al tercer día la reacción cobró fuerza, y parecía que ya reconocía a algunas personas, aunque no podía hablar.

“¿Pude haberlo evitado?”

“A John le quedó un terrible cargo de conciencia —añade Sally—. Estaba convencido de que tenía toda la culpa.” Es frecuente sentirse así cuando un ser querido se suicida o por lo menos trata de hacerlo. “Le recordé que Mary recibía tratamiento psiquiátrico. Estaba enferma, de modo que la depresión de ella era tan inevitable como la dolencia física de él.”

Los seres queridos del suicida suelen mortificarse preguntándose qué pudieron haber hecho para evitarlo. En ocasiones es posible detectar señales de aviso y factores de riesgo que permitirían evitar un intento de suicidio; pero aunque no se logre prevenir, hay que tener presente que nadie es culpable de la autodestrucción de otro ser humano (Gálatas 6:5). Es importante no olvidar este hecho, sobre todo cuando el pariente suicida trata de culpabilizar a otras personas. El doctor Hendin, antes mencionado, explica: “Téngase en cuenta que quienes consiguen suicidarse suelen hacerlo con la esperanza de influir en el prójimo o manipular sus sentimientos, aunque ellos no puedan constatar el éxito o fracaso de sus intenciones”.

El doctor Hendin pasa a señalar: “Frecuentemente, los ancianos suicidas quieren influir en sus hijos adultos, hermanos o cónyuges, controlarlos u obligarlos a asumir un papel más protector. Muchas veces, el paciente plantea de forma intransigente demandas irrealizables, y si lleva a cabo una tentativa sin mucho empeño, probablemente lo intente en serio otra vez”.

A los familiares quizás les parezca que estas circunstancias son extremas y que les faltan las fuerzas para soportarlas. Pero no han de olvidar que Jehová Dios resucita a los muertos, entre quienes bien pudieran estar los seres queridos que, abrumados por la depresión u otra enfermedad mental, o por la desesperación, se quitan la vida (véase “El punto de vista bíblico: ¿Resucitarán los suicidas?”, en ¡Despertad! del 8 de septiembre de 1990, págs. 22, 23).

Aunque no puede justificarse el suicidio, consuela recordar que el futuro de nuestros seres queridos está en manos de Dios, quien comprende a la perfección que las debilidades y flaquezas pudieran empujar a uno a dar un paso tan desesperado. La Biblia dice lo siguiente de Jehová: “Así como los cielos son más altos que la tierra, su bondad amorosa es superior para con los que le temen. Tan lejos como está el naciente del poniente, así de lejos ha puesto de nosotros nuestras transgresiones. Como un padre muestra misericordia a sus hijos, Jehová ha mostrado misericordia a los que le temen. Pues él mismo conoce bien la formación de nosotros, y se acuerda de que somos polvo” (Salmo 103:11-14).

Final feliz

Por dos días, Mary se debatió entre la vida y la muerte, pero sobrevivió. Poco a poco se aclaró su mente, y su esposo la llevó a casa, donde ya había puesto los medicamentos bajo llave. Ahora Mary recibe las visitas periódicas de seguimiento que realizan asistentes sociales de la salud mental, y dice que no logra explicar ni recordar el oscuro arrebato que casi le cuesta la vida.

Ahora ella y su marido estudian las Escrituras todas las semanas con su vecina Sally. Han aprendido en ellas que Dios resolverá dentro de poco los problemas que hoy parecen totalmente insolubles, sobre todo a los ancianos. “Claro, los estudios bíblicos no son por sí solos la panacea —dice Sally—. Cada uno tiene que demostrarse a sí mismo con las Escrituras que estas promesas son verídicas, y luego debe aplicar lo que aprende. Con todo, creo que John y Mary están recibiendo una esperanza bien fundada para el futuro.”

Si el porvenir le parece sombrío y desea tener una esperanza sólida, ¿por qué no se comunica con los testigos de Jehová? Permítales que le demuestren, como a John y Mary, que no hay problema que Dios no pueda y no vaya a solucionar en el futuro cercano. Sin importar lo oscuro que resulte el panorama en la actualidad, existe una respuesta. Examine con nosotros una esperanza de futuro garantizada que ha renovado las ganas de vivir de muchas personas.


Factores de riesgo y señales de alerta

“Los factores de riesgo de suicidio en la tercera edad —señala la revista The Journal of the American Medical Association— no son los mismos que en la juventud.” Incluyen “mayor predominio del abuso del alcohol y la depresión, empleo más frecuente de métodos sumamente mortíferos y aislamiento social. Además, los ancianos [...] sufren más enfermedades físicas y trastornos afectivos”. El libro Suicide, de Stephen Flanders, enumera los siguientes factores de riesgo, todos los cuales merecen atención.

Depresión crónica:

“Hay investigaciones que cifran en al menos un 50% el porcentaje de suicidas con historial de depresión grave”.

Desesperanza:

En algunos estudios, hasta las personas que no parecían deprimidas presentaban una probabilidad mucho mayor de suicidarse si carecían de esperanza para el futuro.

Alcoholismo y consumo de drogas:

“Se calcula que entre el 7 y el 21% [de los alcohólicos] van a matarse, frente al 1% de la población general”.

Antecedentes familiares:

“Los estudios revelan que los familiares de un suicida corren más riesgo de quitarse la vida”.

Enfermedades:

“El miedo a la decadencia física, así como al internamiento que esta pudiera conllevar, a veces basta para desencadenar la respuesta suicida de algunos ancianos”.

Pérdidas:

“Pudieran ser pérdidas tangibles (como el cónyuge, un amigo, el trabajo o la salud) o intangibles (como la autoestima, la posición o el sentido de seguridad)”.

Además de estos factores de riesgo, la citada obra incluye las siguientes señales de alerta que nunca deben tomarse a la ligera.

Tentativas de suicidio previas:

“Por sí solas, son los mejores indicadores de la posibilidad de quitarse la vida”.

Alusiones al suicidio:

“Frases como ‘No van a tener que preocuparse de mí por mucho más tiempo’ o ‘Estarían mucho mejor sin mí’ constituyen ejemplos de amenazas manifiestas”.

Últimas disposiciones:

“Esta conducta incluye la redacción del testamento, la entrega de posesiones estimadas y los encargos para el cuidado de los animales de compañía”.

Cambios de personalidad o conducta:

Cuando van “acompañados de expresiones de inutilidad o desesperanza”, pueden ser “un indicio de depresión lo suficientemente grave como para desencadenar un acto autodestructivo”

Una esperanza segura

HACE casi dos mil años se condenó injustamente a muerte a Jesús, a quien suele considerarse el hombre más grande de todos los tiempos. Mientras se hallaba fijado a un madero de tormento, un bandido clavado en otro madero cercano le dijo en son de burla: “Tú eres el Cristo, ¿no es verdad? Sálvate a ti mismo y a nosotros”.

Ante tal afrenta, otro salteador que compartía el mismo suplicio lo reprendió: “¿No temes tú a Dios de ninguna manera, ahora que estás en el mismo juicio? Y nosotros, en verdad, justamente, porque estamos recibiendo de lleno lo que merecemos por las cosas que hicimos; pero este no ha hecho nada indebido”. 
Luego hizo a Jesús esta súplica: “Acuérdate de mí cuando entres en tu reino”.

Este le respondió: “Verdaderamente te digo hoy: Estarás conmigo en el Paraíso” (Lucas 23:39-43).

Jesús tenía ante él una maravillosa esperanza. El apóstol Pablo señaló el efecto que esta tuvo en Cristo: “Por el gozo que fue puesto delante de él aguantó un madero de tormento, despreciando la vergüenza” (Hebreos 12:2).

“El gozo” que se puso ante él incluía volver a vivir con su Padre en el cielo y ser posteriormente el Gobernante del Reino de Dios. Además, también tendría la dicha de acoger en el cielo a los fieles seguidores de su confianza que reinarían con él sobre la Tierra (Juan 14:2, 3; Filipenses 2:7-11; Revelación [Apocalipsis] 20:5, 6). Entonces, ¿a qué se refería Jesús cuando prometió al delincuente arrepentido que estaría en el Paraíso?

¿Qué esperanza existía para el malhechor?

Aquel individuo no reunía los requisitos para reinar con Cristo en el cielo. No figura entre las personas a quienes él dijo: “Ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino” (Lucas 22:28, 29). No obstante, Jesús le prometió que estaría con él en el Paraíso. ¿Cómo se cumplirá dicha promesa?

Jehová Dios instaló al primer hombre y a la primera mujer, Adán y Eva, en el Paraíso, un jardín de las delicias llamado Edén (Génesis 2:8, 15). El Edén se hallaba en la Tierra, y Dios se proponía que toda ella se convirtiera en un paraíso. Pero Adán y Eva le desobedecieron y fueron expulsados de su hermoso hogar (Génesis 3:23, 24). Sin embargo, Jesús reveló que se restauraría el Paraíso y que terminaría abarcando el planeta entero.

Cuando el apóstol Pedro le preguntó a Cristo qué recompensa recibirían él y los demás apóstoles por haberle seguido, Jesús les prometió: “En la re-creación, cuando el Hijo del hombre se siente sobre su trono glorioso, ustedes los que me han seguido también se sentarán sobre doce tronos” (Mateo 19:27, 28). Es significativo que en el relato que presenta Lucas de esta conversación, Jesús emplea la expresión “en el sistema de cosas venidero” en vez de “en la re-creación” (Lucas 18:28-30).

Así pues, cuando Jesucristo se siente en su glorioso trono celestial, acompañado de quienes reinarán con él, instaurará un nuevo sistema de cosas justo (2 Timoteo 2:11, 12; Revelación 5:10; 14:1, 3). Mediante el gobierno celestial de Cristo se llevará a cabo el propósito original que Dios tenía para toda la Tierra.

Durante su reinado, Jesús cumplirá la promesa que hizo al ladrón que murió a su lado. Lo resucitará para que sea súbdito terrestre suyo y le dará la oportunidad de satisfacer los requisitos divinos y vivir para siempre bajo el Reino. Sin duda, la perspectiva que ofrece la Biblia de vida eterna en una Tierra paradisíaca nos da razón para sentir gozo.

La vida cobra sentido

Imagínese el sentido que puede aportar esta grandiosa esperanza a nuestra existencia. Puede protegernos la mente de los funestos efectos del pesimismo. El apóstol Pablo la comparó a una pieza esencial de la armadura espiritual. Indicó que debemos ponernos “como yelmo la esperanza de la salvación” (1 Tesalonicenses 5:8; Salmo 37:29; Revelación 21:3, 4).

Esta esperanza nos sostiene en medio de la vida actual. En el venidero Paraíso, la soledad dará paso a las lágrimas de alegría al ver que nuestros seres queridos vuelven a vivir gracias al “Dios que levanta a los muertos” (2 Corintios 1:9). Entonces quedará en el olvido la frustración que producen las debilidades físicas, el dolor y la inmovilidad, pues “el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo”. Las personas verán que ‘su carne se hará más fresca que en la juventud y volverán a los días de su vigor juvenil’ (Isaías 35:6; Job 33:25).

En aquel tiempo “ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo’”, de modo que la desesperación que ocasionan las enfermedades persistentes irá convirtiéndose en un simple recuerdo que se desvanece (Isaías 33:24). El vacío que causa la depresión crónica se tornará en “regocijo hasta tiempo indefinido” (Isaías 35:10). La desesperanza que crean las enfermedades mortales se desvanecerá junto con la propia muerte, la antigua enemiga del ser humano (1 Corintios 15:26).

No pierda nunca de vista la maravillosa esperanza del nuevo mundo de Dios.

30-12-2022

Adiós Pele, simplemente el Rey...



Pelé en la Actualidad


Pelé con su primera Copa del Mundo de 1958



Pelé es para muchos el mejor jugador de Futbol de la Historia del Futbol Mundial, y sin duda alguna, al ver sus videos, eso queda mas que claro, Pelé iba un poco mas allá de lo normal, emocionaba con el balón en los pies.

Eso quedo plasmado por José Roberto Torero autor que nació en Santos, Sao Paulo, en 1963. Y Es autor de más de 30 libros y ha hecho de guionista de cine y televisión. A raíz de su guión para el cortometraje 'Una historia de fútbol', de Paulo Machline nominado a los Oscar en el año 2000, nació el libro con el mismo nombre, que resume hermosamente el inicio de la Historia de Pele y sus amigos.

Lo demás, es historia Tres Copas del Mundo, una habilidad increíble con el balón, mucha amistad y grandes amigos por todo el Mundo. Ese fue Pelé. El Rey, simplemente el Rey.

22-12-2022

Resistencia a Generado el Partido entre Curicó y Cerro Porteño en en el Estadio El Teniente de Rancagua.


Durante la jornada de hoy y después de la intención de Curicó Unido de jugar en el Estadio El Teniente de Rancagua, su partido con Cerro Porteño de Paraguay por Copa libertadores de América. Se ha observado una constante resistencia de parte de la hinchada Rancagüina para que el conjunto tortero No haga uso del recinto rancagüino.
Todo esto, tiene su origen en los constantes desencuentros y faltas de respeto de la hinchada curicana, por el lamentable accidente donde el club rancagüino perdió a 16 de sus hinchas en en la localidad de Tomé.
Es así, como se ha lanzado un campaña para presionar a la autoridades para que no permitan dicho partido en Rancagua.
Por lo mismo, ya es sabido que la administración del Estadio se negó a dicho arriendo.

06-11-2022

O'higgins a la espera que Antofagasta apele este Miércoles, para ver si se juega su partido con Palestino.




Antofagasta, de hecho, tienen plazo hasta este miércoles para apelar por la derrota que se le asignó por secretaría. De ahí, la resolución demorará varios días en darse a conocer, por lo que los planteles estarán esperando la noticia para ver si deben jugar el último encuentro del torneo.


El problema ético de esto es que, en caso de que se decida jugar, a ambos elencos les bastará el empate para poder obtener sus respectivos objetivos. Los Pumas sumando un punto más salvan del descenso por diferencia de gol en comparación a Coquimbo, mientras que los tricolores pasaría a O'Higgins para ser séptimos en la tabla.


Un hecho que obviamente despertaría muchas especulaciones, por lo cual los hinchas del fútbol chileno se molestaron por este desenlace que no era el esperado, pero los plazos establecen que Antofagasta puede defenderse y siga esperanzado con salvar la categoría.

Clasificaciones — Chile Primera

Pos.JVEDDGPtsForma
1Colo-Colo3018933763
VEEVVE
2Ñublense30141061452
EEEVVE
3Curicó Unido30131071849
EVEEDE
4Cobresal3013611545
DVEDVV
5Universidad Católica3013611345
EEVDEV
6Audax Italiano301299245
VVDEEV
7O'Higgins3011118044
EEEVDV
8Palestino2911108743
DDDVDV
9Everton de Viña del Mar3091561342
EVEEVD
10Unión La Calera309129-439
EVVVDV
11Unión Española3010713-737
DEDDDD
12Huachipato3010515-1435
DVDDVD
13Universidad de Chile308616-1530
VDVEDD
14Coquimbo Unido307617-2027
DDVDVE
15La Serena307617-2827
VDDDVD
16Antofagasta296815-1126
DEDVDD